FUENTE: PULSO DIARIO DE SAN LUIS
En la entidad, los hoteles y restaurantes tratan de ajustarse a la nueva normalidad, puesto que, por disposición sanitaria, actualmente sólo pueden operar a 25% de su capacidad y cumplir con una serie de medidas que garanticen la seguridad de sus clientes.
Para lograr la reconversión, los hoteleros y restauranteros aprovecharon el confinamiento para acondicionar los espacios de servicio y para capacitar a su personal.
De acuerdo con los protocolos del Consejo Estatal de Seguridad en Salud, del 1 al 30 de junio sólo podrán operar a 25% de su capacidad; del 1 al 31 de julio, a 50%, y del 1 al 31 de agosto, a 70%.
La importancia del turismo en Michoacán es mucha, puesto que uno de cada 12 empleos pertenecen al sector, según cifras oficiales.
José Manuel Abud Mirabent, presidente de los hoteleros en la entidad, informó que en el estado hay 720 hoteles, con un total de 18 mil habitaciones, que en la nueva normalidad apenas han alcanzado una ocupación promedio de 8%.
Abud Mirabent indicó que, con base en las estimaciones, el primer turismo que empezará a llegar será nacional; mientras que la afluencia de extranjeros tardará más, pues el cierre de la frontera México-Estados Unidos afectará al sector.
Cuidado extremo. EL UNIVERSAL recorrió hoteles y restaurantes de la capital michoacana para conocer cómo se adaptaron.
Las medidas para la nueva normalidad y el regreso a las actividades son aplicadas por todos los integrantes de la Asociación de Hoteles y Moteles en la entidad.
En el hotel Villas San José, al sur de la capital michoacana, desde la puerta de acceso se hacen revisiones a huéspedes, proveedores y empleados por parte de personal de vigilancia, el cual toma la temperatura corporal y brinda gel antibacterial.
Nadie puede acceder si rebasa los 37.3 grados de temperatura, debido a una medida sanitaria y de seguridad impuesta a este sector. Adentro, en todas las áreas hay dispensadores de gel antibacterial y tapetes para desinfectar calzado.
Las habitaciones son limpiadas rigurosamente y el personal del lugar traslada los utensilios en bolsas de plástico, para evitar una contaminación en el recorrido.
En los restaurantes, desde la entrada los tapetes de bienvenida fueron sustituidos por los desinfectantes. En las mesas, el montaje se hace hasta que se sirve la comida. Cubiertos, platos, vasos y tazas son lavados y esterilizados desde la cocina.
Clientela agradecida. Ernesto, comerciante de Tlaxcala, contó que por la pandemia no había regresado a Morelia desde el 2 de marzo, viaje que es importante para su negocio.
"Al principio pensé que eran una exageración [las medidas sanitarias], aunque a la vez me dio mucha seguridad para mí y mi esposa. Ya estamos viejos y lo que menos queremos es contagiarnos", detalló.
Actualmente, relató, se siente vigilado y esclavo del virus, pero reconoció que las medidas sanitarias son necesarias: "Me siento seguro, pero a la vez como esclavo por el Covid-19", dijo don Ernesto.
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